Manchester. 1979 ó 1980. Introspección, claroscuros y timidez. Ciudad gris e industrial, en plena efervescencia musical de la década de los 70, aparece en acción un nuevo grupo: JOY DIVISION. Su líder, quién refleja a la perfección el estado de ánimo de la ciudad, es Ian Curtis. Triste y difícil vida, aunque efímera, es la que llevó Ian. Introvertido y tímido, epiléptico desde la adolescencia, romántico y confuso, decadente y atormentado, todo ello lo condujo al suicidio a los 23 años, dejando mujer e hija, ésta última de tan solo un año de edad. 

Gran trabajo el que hizo el director Anton Corbijn en la película biográfica de Ian Curtis, CONTROL (2007), en la que se retrata fielmente, todo lo acontecido en su corta vida, gracias a la inestimable colaboración de Debbie Curtis, mujer del desaparecido cantante, quién participó de forma activa en el guión de la misma. Como es habitual en Corbijn utilizó el blanco y negro en todo el rodaje, acentuando aún más, si cabe, esa tristeza y apatía reflejada en la vida del protagonista.

Obra vista con tonalidades marrón-rojizo, carpinterías exteriores de madera y color blanco, adhesión de tribunas, dos o tres plantas, a lo sumo. Así se aprecian las casas unifamiliares que parecen haber sido construidas bajo un mismo patrón. Por otro lado, aparecen las fachadas de hormigón con pequeñas ventanas, en grandes edificaciones. Arquitectura industrial. Magnificencia y melancolía se complementan. Espacios interiores reducidos y oscuros. Decoración «años 70», como es lógico, con los cortinajes como elemento destacado, quizás en demasía.

Existence…well, what does it matter? / I’ve existed for the best use I can /  the past is now part of my future / the present is well out of my hands

Ian Curtis (1956-1980)