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Si existe algún un arquitecto capaz de calmar y transformar mi estado de ánimo, ese sería, sin duda alguna, John Pawson. Arquitecto inglés, nacido en 1949, en Halifax (norte de Inglaterra), empezó como autodidacta y viajó en varias ocasiones por Oriente Medio, la India, Australia, Nueva York y Japón. Fue, precisamente, en este país y más concretamente en Nagoya, dónde colaboró en el estudio del diseñador Shiro Kuramata, su principal influencia profesional, diseñando objetos y mobiliario. De retorno a Inglaterra se matriculó en la AA (Architectural Association of London), y ya en el 1981 fundó su propio estudio de arquitectura.

Revisando la obra de Pawson se puede apreciar, claramente, la influencia de la arquitectura y cultura japonesa, así como los conceptos del Zen.
Desde mi punto de vista, resulta relativamente fácil reconocer un proyecto de Pawson, puesto que sus baremos y pautas arquitectónicas aparecen de forma clara en todos sus trabajos, basados en la simplicidad de volumenes y marcadas lineas, y a su vez en la complejidad de la expresión necesaria para entender el minimalismo plasmado en sus proyectos.

Simplicidad. Marcada por la austeridad de los espacios creados, sin carga de elementos innecesarios, espacios llenos de color blanco y de cálida madera, mezclados, en ocasiones, por frios mármoles y gélidas piedras.
Complejidad. Complejidad en su expresión y en el detalle constructivo, dotado de una infinidad de acotaciones lineales y volumétricas, con el fin de conseguir la máxima perfección de la obra finalizada. Basta observar cualquier plano detallado para comprobar este empecinamiento febril del arquitecto por alcanzar la meta anhelada.

Pawson consigue entrelazar ambos conceptos, antagónicos en su máxima expresión, y en una perfecta armonia conjugarlos hasta sacarse de la chistera obras tan representativas, únicas y originales como su propia vivienda en Londres (foto superior).

Según el pensamiento del propio autor, el minimalismo expresado en su arquitectura responde a la idea de dar el máximo protagonismo a la persona, de forma que elimina objetos y elementos que puedan desviar la atención y llegar a confundir esta premisa básica conceptual. La arquitectura debe amoldarse a la forma de vida del inquilino, y no a la inversa.

Creo más que recomendable revisar la obra de este arquitecto, por los motivos que he expuesto anteriormente y por muchos más, para experimentar en cada uno de sus proyectos nuevas sensaciones y experiencias visuales. Cualquiera de sus trabajos publicados nos acercará a un universo lleno de calma y paz, dónde nos permitirá tomar una pausa para pensar.

Agradezco a mi amigo Joan, que, sin darse cuenta, me ha llevado a descubrir la obra de Pawson, sintiéndome complacido por compartir gustos y pensamientos arquitectónicos. Gracias.

 


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